A los más ingenuos les recuerdo que el futuro ya está aquí, en realidad siempre lo estuvo. Yo tarde treinta y dos años en darme cuenta, pero al final lo descubrí.
Desde entonces, y ya van veinte años, tal como decía Einstein, procuro vivir como si fuera a morir mañana y aprender como si no fuera a morir nunca. Desde entonces, ando de pelea con mi zona de confort. Desde entonces, ocupo mi bien más precioso, el tiempo, en hacer cosas que valen la pena.